por Willmary Comus
Las redes explotaron cuando se supo de la muerte del Gobernador y entre otras cosas especulaban sobre quién debía ocupar su cargo.
No era necesario tal alaraca, con la simple lectura de la Constitución del estado La Guaira era suficiente. La designación de la valiosa encomienda corresponde al Secretario General . Ciertamente hay mucha sensibilidad en la muerte, pero eso no puede apartarnos del debido proceso, Y terminar convirtiendo un legal acto administrativo en un show.
No murió el rey o un miembro de la monarquía europea, sin embargo como en una sucesión de la corona inglesa, vimos con asombro como su viuda colocaba la banda estadal al sucesor, convirtiendo un acto legalmente previsto más bien en un ridículo.
Era un empleado público, correspondíale servir a su pueblo, atender con eficiencia los servicios públicos, y brindarle la mayor suma de paz social. De él solo recibimos ornamentos, nunca resolvió el problema más grave, el del agua, como tampoco lo lograron sus antecesores. Por eso, parafraseando a una amiga, si tuviéramos que escoger quien ha sido el mejor Gobernador del estado, el título quedaría desierto.